“Permanecí boca a bajo, en contacto con la tierra cálida, y me olvidé del rocío helado y de los perros nocturnos. Sentí que era por eso por lo que había venido: para despertar al amanecer en la ladera de un monte y esparcir la mirada sobre un mundo para el que no poseía palabras, para empezar desde el principio, sin palabras y sin planes, en un lugar que aún no contenía mis recuerdos” (Lee, 1985 ,45).
David Le Breton. Elogio del caminar
Fotos de Óscar Górriz
Comments